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Brenda Berstein

Responsable del área de Innovación Cono Sur de Mediapro Argentina

Dedicada al mundo de las artes, con títulos en educación musical, gestión de medios y entretenimiento, artes del espectáculo, y psicología, la ejecutiva se ha dedicado a la producción artística musical y teatral, siendo además mánager de varios artistas.

Su atención, por favor

Dice Bruno Patino en su ensayo “La civilización memoria de pez” que mientras estos animales marinos son incapaces de fijar su atención por más de ocho segundos, la capacidad de concentración de la generación millennial (personas que hoy tienen entre 29 y 42 años) es tan solo de un segundo más. Nueve segundos y luego el cerebro se “desengancha”. Y ese número disminuye para las nuevas generaciones. 

En ese contexto es claro que la era del streaming es la era de la lucha por la atención. Por eso nos encontramos ante el reto de innovar y repensar los contenidos audiovisuales permanentemente. A eso nos dedicamos. El desafío es múltiple y todos tenemos algo que aportar: trabajar en los contenidos, entender cada soporte técnico y atender a  la competencia de opciones disponibles para poder servir a las nuevas audiencias. 

La pantalla de la televisión familiar hoy devino en pantallas de Smart TV, tabletas, celulares, computadoras, para uso en simultáneo y, por tanto, mayor disponibilidad y diversidad de contenido. En otra época teníamos canales de aire que contábamos con los dedos de una mano, oferta que se amplió con las cableoperadoras y opciones satelitales. Hoy las plataformas nos ofrecen un catálogo prácticamente infinito. Si antes el famoso primetime nos convocaba ansiosos para ver el desarrollo de una historia, hoy solo determinados eventos puntuales como las competencias deportivas logran proponer un cronograma y hasta cierto punto. Es que donde antes había una transmisión en directo hoy se suman visualizaciones en diferido, highlights, resúmenes de diferentes longitudes y contenido adicional de múltiples fuentes. La autoprogramación se combina así con la posibilidad de multiubicuidad y el poder acceder al contenido en cualquier momento y desde los lugares más diversos.

Esto también tiene una contracara: los consumos compulsivos. Los famosos “maratones de series” (binge watching) funcionan muchas veces haciendo perder la noción del tiempo y alterando ritmos circadianos básicos. El atracón de contenido suele ser más un tema de cantidad que de calidad e incluso muchas veces funciona como vía de evasión más que una verdadera elección de qué ver o seguir viendo. 

Lo mismo pasa frente al exceso de opciones (de plataformas y de contenidos dentro de ellas) que muchas veces exacerba la indecisión llegando a niveles de incapacidad a la hora de optar. El tiempo perdido en evaluar el menú disponible, cada vez más lleva a la fantasía de que es mejor que otro elija por mí. Y así, ya no es cada uno eligiendo qué y cuándo ver, sino prendiendo una pantalla (o dos o tres o más) y dejando que cada plataforma le sugiera contenido de manera más o menos invasiva. 

La era del streaming es también la de las redes sociales, grandes prosumidoras (productoras y consumidoras al mismo tiempo) de contenidos audiovisuales. La eficacia adictiva de los algoritmos promueve y maximiza el consumo a la vez que compite por no perder la atención. Las diferentes apps, la variedad de radios online y canales FAST (free ad-supported streaming television) crean más sinergia, y sobre un contenido en una pantalla pueden darse ventas online, apuestas, comentarios, reacciones, recomendaciones y mucho más. 

Sin embargo, hay algo que no cambió y allí dedicamos la mayor parte de nuestras energías… Cuando una historia nos cautiva o cuando nuestro deportista o equipo favorito entra en acción, algo de la emoción más primitiva se juega y entonces nos olvidamos de los nueve segundos y ganamos… siempre ganamos.